“Algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul”.

Pensemos que eres la novia. Vas a probarte vestidos y lo haces en un probador con las familiares y amigas que te acompañan. Empiezas a ojear y ellas te van dando su opinión pero resulta que ves uno que a lo mejor “no es tu estilo” pero te encantaría probar, por gusto. Ayy esas miradas reprobatorias que tanto daño hacen… Después tienes que quitarte la ropa delante de todas y entre telas, corsés y alfileres empiezas a sudar…

Puff qué agobio!

Ahora vamos a darle la vuelta. Entras SOLA en un probador precioso, amplio y luminoso. Fantaseas con varios vestidos y como estás SOLA te animas a probar cosas nuevas. Te vistes con tranquilidad y sin preocuparte de quien está mirando. Te ves completa en un espejo amplio y se abre el telón y desfilas por un espacio amplio con seguridad dejando a tus invitadas con la boca abierta 😮🤍

Así debería ser la experiencia de ir a una tienda de vestidos de novias. Íntima, personal, y que te permita moverte con libertad. Qué poquitas novias pueden moverse libremente con su vestido antes de la boda…

Con el interiorismo hacemos que tu experiencia sea completa. Que estés tranquila, segura, única y especial, como tú te mereces!