Quiere aislar todo el espacio con paneles frigoríficos y una persiana que al cerrarse el puesto deje el interior estanco y refrigerado.

Dos son las cosas que a nuestro cliente más le interesa. Poder tener el producto bien organizado y atractivo y además mayor comodidad para ellos. Un lugar de trabajo cómodo y ordenado y un “escaparte” apetecible para sus clientes.

Nuestra respuesta…

Nuestra propuesta conversa con el mercado y tiene en cuenta las necesidades básicas y no tan básicas del día a día de sus trabajadores.

Agrupamos todo el mostrador hacia un lado para permitir un flujo de carros y personal más amplio a la izquierda.

Se diseñan unos mostradores de hierro lacado en color teja con ruedas para poder sacarlos durante el día con capacidad máxima para colocar mucho producto. En la parte de abajo se coloca una chapa perforada donde se colocan las cajas que llegan directas del suministro que casi siempre llevan algo de agua y así permitir su permeabilidad.

Este puesto es uno de los que se adosa en fachada por lo que detrás teníamos uno de los anhelados ventanales. Como el local está refrigerado no podíamos recuperar esas aberturas por motivos de condensación y perdidas de temperatura. Aun así queríamos mantener su memoria realizando una estantería cuya forma son un guiño a ellas.

La propuesta también trabaja el naming y la imagen de marca. Buscamos una frase atractiva y fresca: “Sé feliz y come fruta” y además diseñamos unas bolsas kraft ya que consideramos que un producto de tan buena calidad debe de ir de la mano de nuevos modos de consumo como la eliminación del plástico, etc. Por ello sustituímos todas las cajas de plástico posibles por cajas de madera y cestos de esparto realizados a mano por los artesanos de Espartéame.

En definitiva, con el proyecto se mejora la estancia laboral de los trabajadores así como la calidad y visibilidad del producto. Un espacio más fresco y apetecible. Un espacio para ser feliz y comer (comprar) mucha fruta.